7. Cuenta hasta 10
Si te enfadas, detente y tómate tu tiempo: respira y cuenta hasta 10. Por supuesto, no pongas en peligro tu puesto de trabajo. Mantén la calma
8. Dilo con una sonrisa
Hay un consejo muy viejo: "los maestros y las maestras no deben sonreir hasta Navidad", si quieren que los /as estudiantes se tomen en serio su clase. ¡Espeluznante! Obviamente, depende de la persona, depende del aula y depende de muchas cosas, pero un/a docente sonriente contagia, bajo condiciones "normales", su sonrisa.
9. Un buen clima
Ya hemos hablado muchas veces de la importancia de un buen clima de aula: es, incluso, absurdo, porque el buen clima es todo. Si hay buen clima, los conflictos se resuelven de un modo civilizado. En realidad, hay que empezar por intentar crear un ambiente lo más pacífico posible: eso implica, también, una estética cálida.
10. Que lleguen a la respuesta por sí mismos/as
Es mejor guiarles hacia aquello que quiero que aprendan y se deN cuenta ellos/as solos/as de la "lección" que decirles "Te estás portando mal". Las preguntas sutiles serán tu timón.
11. Salir fuera de clase
Camina lentamente hacia la puerta, para que todos/as tus alumnos/as puedan percatarse, y llama al alumno o alumna suavemente. Fuera del aula, explícale la situación: "Parece que hoy hay algunos progrmas, ¿Cómo podemos evitar eso?". Cuando regreséis al aula, sonríe y dale las gracias en voz alta, delante de sus compañeros y compañeras.
12. Coherencia
Esto no es un truco, ni un consejo, ni una estrategia: es una obviaedad. La única forma de asegurar el respeto hacia ti, como docente, es siendo coherente en la forma de resolver las disputas. Tu alumnado recuerda tus estrategias, las observa y genera estrategias si ve que vas dando bandazos y eres poco consistente en este aspecto.
13. La hora de tutoría sirve para algo
Los/as niños/as pueden pasarse el día chivándose y quejándose de sus compañeras/os si se lo permites; en cambio, en Educación Primaria, los problemas que no son tal cosa suelen olvidarse de un día para otro. Evitaremos tanto chismorreo si limitamos las quejas comunes a la hora de tutoría.
14. Elogiar y reconocer el éxito en la resolución de conflictos
No caigas en la trampa: tu alumnado NO puede pensar que los conflictos no existen. Lo que ha de hacerse es premiar una resolución exitosa de esos conflictos inevitables elogiando su buena gestión (lo cual es algo, sin duda, muy digno de elogio)